Quiero referirme en esta oportunidad a la juventud. Pero,
no –como dicen algunas personas a la juventud de antes, ni a la juventud
de ahora, sino a la juventud de siempre, a aquella de todos los días.
Personalmente digo, que no son los años los que envejecen a las personas o
las arrugas que se forman con el paso del tiempo en el rostro , o quizás esas
canas que lucen como nieve sobre la cabellera…. No, no es precisamente eso. ¿Sabes que es lo que envejece al ser
humano?. Pues, es la falta de optimismo, de fe, de ilusiones, de amor…. Porque si aún mantienes eso vivo, significa que no has perdido aún tu
juventud.
Si has resbalado alguna vez, no te culpes, ni culpes a los demás, sólo
recuerda que mientras más lejos esté la meta que quieras alcanzar, el camino
más fatiga te dará. Pero no te quedes
tendido y conforme como los mediocres, levántate.. coge fuerza y emprende el
camino. Nunca dejes que los obstáculos
te desanimen o te hagan retroceder, mira que sin ellos, la lucha carecería de
valor.
Toda meta es buena, siempre que sea labrada con justicia, con honradez; para así poder ir con la frente muy en
alto, y seguros que lo que estamos
haciendo lo estamos haciendo bien.
A veces las circunstancias y/o el ambiente tratarán de influir en ti, pero
no permitas que esto determine tu carácter, tu personalidad y tu forma de ser,
por tanto eres tú solamente el que en definitiva decide qué hacer con su vida. Siempre ten claro que si decides poner pie
en marcha, tendrá que ser adelante y hacia arriba, sin tratar de arrinconar a
nadie o de empujarlo, porque no sería justo, y a lo mejor el arrinconado serías
tú.
Me he permitido hablarte así, pero no me queda otra alternativa. Sólo es mi deseo, que veas a la vida con otra
perspectiva, digo, con la mejor perspectiva
que tus ojos te puedan ofrecer. Y
te ofrezco estos versos que no recuerdo dónde los leí, sólo te digo que los he
tomado como lema de mi vida.
“Nunca desistas”
Nunca desistas,
cuando vayan mal las cosas
Como a veces suelen ir,
Cuando ofrezca tu camino, solo cuestas que subir
Cuando tengas poco haber, pero mucho que pagar
Y precise sonreír, aún teniendo que llorar
Cuando el dolor te agobie y no puedas ya sufrir
Descansar acaso debes, pero, ¡Nunca
desistir!
Por: Sonia Landívar Avilés
Por: Sonia Landívar Avilés
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